El 21 de octubre de 1995 señaló la solemne apertura de los nuevos locales de la Iglesia Fundadora de Washington, D.C. en la gloriosa y majestuosamente restaurada Mansión Fraser.
La celebración comenzó con la ceremonia oficial del corte de la cinta. Era apropiado que fuese el Presidente de la Junta Directiva de RTC (Centro de Tecnología Religiosa), como el más alto oficial eclesiástico de la religión de Scientology, quien abriera y dedicara la nueva Iglesia Fundadora a L. Ronald Hubbard.

ra noviembre de 1923 cuando L. Ronald Hubbard fue a Washington por primera vez, cuando tenía doce años. Unos pocos meses más tarde, no era sólo el Scout Águila más joven de América, sino que le daba la mano a nada menos que al Presidente Calvin Coolidge en la escalinata de la Casa Blanca. También fue aquí que L. Ronald Hubbard dio sus primeros pasos en la Terra Incognita con su buen amigo, el comandante, Thompson, el Serpiente.
El hecho es que Washington, D.C. fue cuna de muchos acontecimientos significativos en la vida de L. Ronald Hubbard. Fue desde aquí que organizó su primera expedición al Caribe. Fue aquí donde L. Ronald Hubbard publicó su primer relato. Pero aún más importante, fue aquí donde L. Ronald Hubbard calculó por primera vez la capacidad de la memoria humana, estableciendo en términos científicos que el cerebro simplemente no tenía células suficientes para retener toda la memoria humana; y que la mente tenía que ser otra cosa.
Todo eso era sólo el comienzo de una asociación larga e ilustre con la capital de Estados Unidos. Esta ciudad no sólo fue muy querida por L. Ronald Hubbard, sino que además tiene un sitio por sí misma en la historia de nuestra religión. Además de las primeras investigaciones que llevó a cabo mientras asistía a la Universidad de George Washington, también fue aquí donde L. Ronald Hubbard comprobó por primera vez sus técnicas de Dianética sobre numerosos casos, y donde dio conferencias en el hospital Saint Elizabeth.
De hecho, fue tan sólo a unas calles de la Mansión Fraser, en el Círculo Dupont, donde L. Ronald Hubbard escribió el primero de los manuscritos de sus descubrimientos: Dianética: la tesis original, que hoy día se conoce como Las Dinámicas de la Vida.